Las principales recomendaciones apuntan a neutralizar los factores causales y prevenir la acumulación de bacterias en la cavidad bucal, donde se produce el origen de cerca del 90% de los casos. Para el cirujano dentista, Dr. Cristián Rodríguez, un meticuloso cepillado, limpieza interdentaria y una cuidosa higiene de la lengua son claves. “Cepillarse los dientes de manera correcta, usar un limpia-lengua o realizar un barrido suave por el dorso de esta estructura después de cepillarse los dientes, usar seda dental o cepillos interproximales, complementar con algún enjuague bucal. Asimismo, visitar periódicamente a su odontólogo para revisar que no existan caries, obturaciones en mal estado o sarro, lo que es un factor retenedor de placa que puede contribuir al problema”, recomendó. El especialista explica que es común que se produzcan estas bacterias en el dorso posterior de la lengua, debido a compuestos volátiles sulfurados que emiten ciertas bacterias desde su metabolismo -específicamente las anaerobias gram negativas-.
También las personas con enfermedad periodontal (gingivitis, periodontitis), las restauraciones defectuosas y caries presentan una mayor retención de restos alimenticios, los cuales con el tiempo se descomponen y generan mal olor. Básicamente, la mejor solución es la correcta higiene bucal, tomar bastante líquido durante el día y cuidarse de comer comidas demasiado condimentadas. Cuando hay causas de origen periodontal (gingivitis, periodontitis) puede ayudar un enjuague a base de Clorhexidina, pero sólo por períodos cortos de tiempo, ya que este compuesto puede generar tinciones en el esmalte. En el diez por ciento restantes, el mal aliento puede ser señal de alerta sobre otras enfermedades que requieren un mayor control, como pólipos, gastritis crónica, rinitis, sinusitis, estomatitis, gingivitis o faringoamigdalitis. Incluso puede asociarse a enfermedades respiratorias agudas, disfunciones metabólicas o hepáticas y cáncer de pulmón.
Las investigaciones apuntan a los probióticos como nuevo método para combatir esta enfermedad. En el caso del Reflujo Gastroesofágico, al permitir la devolución de alimento desde el estómago, las patologías donde hay vaciamiento gástrico, la comida permanece más tiempo en el tracto digestivo lo que puede producir Halitosis. “Los probióticos podrían ser una solución para mejorar la flora intestinal, mejorar el tránsito en casos de mal vaciamiento gástrico y evitarían que bacterias “malas” degraden los alimentos reduciendo los olores no agradables, influyendo en la halitosis porque también impactarían sobre la flora de la cavidad bucal”, explica la doctora Paola Negrón, nutrióloga del Centro de Tratamiento de la Obesidad de Clínica UC San Carlos de Apoquindo.
Fuente: Planeta Pro Dental